América latina marca el paso ante la restauración conservadora. Estamos en un punto crítico, que exige el revalúo de lo operado en la década y media de progresismo.
En dos meses la restauración conservadora ha puesto al país patas arriba. La sorpresa para algunos ha sido grande, pero ya se insinúan unas resistencias que podrían acotar el ritmo del cambio.
El episodio del despido de Víctor Hugo Morales refleja la intolerancia a las voces críticas que posee al nuevo régimen y su necesidad de silenciarlas para acercarse a la demolición de la soberanía popular.
Un aluvión de medidas dirige al país hacia los peores fantasmas del pasado. Sorprende la escasa respuesta que esta ofensiva ha encontrado de parte de un Congreso que debería estar exigiendo al Ejecutivo la convocatoria a sesiones extraordinarias.
“La luz en el túnel” es obra de un destacado exponente de la izquierda nacional latinoamericana, el boliviano Andrés Soliz Rada, que provee una lúcida, brillante e instructiva aproximación a la realidad de ese país y del subcontinente todo.
El debilitamiento de los movimientos populares en Latinoamérica es fruto no tanto de sus propias fallas –que existen y son graves- sino esencialmente de una reconfiguración de la voluntad imperialista que se juega el todo por el todo ante la crisis.
La derrota del FpV de pasado domingo puede ser adjudicada en gran medida a errores propios. La lucha por recuperar el terreno perdido debe comenzar ahora, a través de un exigente autoexamen.