El debate del domingo enfrentó a una propuesta, la de Daniel Scioli, con las vaguedades de Mauricio Macri. Pero el vacío de este último no solo refleja la oquedad del candidato, sino que es una forma de disimular la malignidad de sus intenciones.
Las disensiones dentro del Frente para la Victoria se han erigido en el primer problema para la continuidad del modelo. Y lo que se juega en las próximas elecciones no consiente que se siga con la frivolidad de los juegos de masacre.
El resultado de las elecciones de ayer replantea el escenario político argentino. Una opinión pública voluble, la saturación mediática y un oscuro tramado de intrigas en el seno del FpV, han puesto en tela de juicio el futuro del modelo.
El 17 de octubre significó el nacimiento de la Argentina moderna. Para la reacción, sin embargo, esa fecha sigue significando, aunque no lo confiese, un parto contra natura.
La descarada injerencia judicial de un tribunal incompetente en Tucumán es otro ejemplo de las asechanzas que cabe esperar en el camino que lleva al 25 de octubre.
El FpV sigue siendo la más fuerte de las opciones de poder con miras a los comicios de octubre, aunque el escenario sigue abierto para eventuales reacomodos en el frente opositor.
Las operaciones de prensa y el vacío de ideas de las campañas electorales son un ataque a la política. El pistolerismo de la mentira entra en este orden de cosas y ha vuelto a cebarse en un miembro expectante del gobierno nacional
La implementación de la fórmula del FPV con Daniel Scioli-Carlos Zannini para las PASO y las elecciones de octubre es, en principio, una movida realista hacia la obtención de cierta armonía entre el ala clásica y el ala setentista del peronismo.
En la reciente cumbre de las Américas volaron las palabras con una franqueza que hasta hace unos pocos años era imposible encontrar en los cónclaves panamericanos. Ello es un comienzo, pero airear los problemas no significa haberlos superado.
Conviene mantener vivo el recuerdo de los caídos en Malvinas esforzándose en comprender cuál debe ser el reconocimiento válido a su sacrificio y al de todos los que volvieron del archipiélago.