Los problemas que marcaron el nacimiento de la Argentina como país independiente siguen gravitando en un presente que los repropone como una instancia que, contrariamente a lo que sucedía en 1810, los perfila por fin como superables.
Al contrario de lo que afirman los personeros comunicacionales del sistema, no hay motivo alguno para comparar desfavorablemente este segundo centenario de la Revolución de Mayo en relación al primero.
El abrazo de Maipú entre San Martín y O'Higgins, óleo de Pedro Subercasseaux.
El siguiente es el texto ampliado de una conferencia dictada el 8.07.09 en el Obispo Mercadillo, con el auspicio de la Asociación Belgrano, dentro del marco de tareas propuestas para el presente año por su Taller de Pensamiento Nacional.
Argentina vive una vez más la posibilidad de una reversión reaccionaria de su curso histórico. Para luchar contra ella es bueno echar un vistazo a la forma en que el país vivió algunas situaciones similares en el pasado.
El 25 de mayo de 1810 llovía en Buenos Aires. De ahí que el título del delicioso gato patriótico de Gardel y Razzano evoque, cándidamente, algunos de los equívocos que signaron nuestro surgimiento a la independencia.