Lo que su origen fue un tema económico, como el de las retenciones al agro, está tomando un giro que apunta a una franca desestabilización institucional.
Tras la fase esperanzadora de la reacción contra la experiencia neoliberal, minada por la debilidad de unas dirigencias que no han sabido aprovechar la ola de fondo que las impulsaba, el Imperio contraataca.
La cuestión estriba en saber si la ola de fondo que la sostiene es capaz de remontarse a una superficie controlada por quienes se han esforzado siempre por contenerla.
Argentina no termina de desprenderse de una mentalidad rentística que ya ha vivido y que requiere ser superada, para asumir las dificultades cada vez mayores que proyecta el presente.
A 26 años del fin de la dictadura y a siete del rechazo a la experiencia neoliberal, el país sigue atado a un modelo dependiente de configuración nacional.