Alberto Fernández pilotea con firmeza la crisis del corona virus. Pero quizá a las advertencias formuladas contra quienes no sienten su deber solidario, deba sumarse una dosis no pequeña de energía.
La pandemia que empieza a azotar el planeta golpea más duramente no solo a los organismos debilitados por la edad o las enfermedades, sino también a una economía global asimismo muy enferma.
Se dice con razón que el sentido común es el menos común de los sentidos. Y si no, véase la ocurrencia de la AFA de hacer que la selección juegue en Jerusalén precisamente en este momento.
Se cumplen cincuenta años del Mayo francés. El aniversario ha motivado numerosas recordaciones impregnadas de cierta melancolía respecto a ese acontecimiento que marcó al siglo pasado con un trazo divisorio en el ámbito de la cultura y las costumbres.
El siguiente es un pequeño ejercicio de interpretación –que se propone no ser demasiado frívolo- sobre el arte industrial, sus conexiones políticas y la farándula.
La epidemia sangrienta que asuela a Estados Unidos no es sino la expresión de la violencia que esa sociedad segrega por todos los poros y que se ejerce hacia afuera y hacia adentro de ella.
El desastre de Syriza en Grecia es uno de los elementos que obligan a efectuar una reinterpretación de la lucha contra el sistema. Una comprensión dura de la realidad es necesaria para enfrentar al capitalismo salvaje.
Los episodios de vandalismo del martes en Córdoba expresan no sólo la turbulencia de los sectores marginales, sino la inexistencia de políticas activas hacia la provincia y su gente. Falta de “timing” de parte del gobierno nacional.