La concentración numerosa y bastante distendida del 18A.
El 18 de abril pasó sin demasiadas conmociones, pero la presión sobre el gobierno continúa. En Venezuela el resultado electoral, bien que positivo, plantea interrogantes sobre el futuro del chavismo sin Chávez. El dilema iberoamericano.
Una tormenta en un vaso de agua, eso es lo que nuestra cancillería y la tontería o mala voluntad de ciertos medios han estado fomentando en torno a la frase de Pepe Mujica.
La política exterior y los temas de defensa han sido los datos relevantes de la semana, aunque a los problemas vinculados al último rubro apenas se los haya oído en sordina.
La disolución del frente plebeyo, iniciada en el 2011, se consumó en el ejercicio que termina. Este es el rasgo dominante y el más cargado de consecuencias del año que se cierra.
Mucho ruido y pocas nueces. La protesta inorgánica de los “indignados” argentinos –en su caso indignados no se sabe bien por qué- terminó en orden. Pero encierra incógnitas poco tranquilizadoras.
El sistema global no perdona a Argentina sus arrebatos de independencia. Pero esto no es importante, lo grave es que nuestro país no los continúa con la coherencia y persistencia que son necesarias.