Más allá de las turbulencias de una política nacional confinada por la oposición a un juego de masacre, América Latina acaba de dar un paso muy importante en la vía que lleva a su unidad.
El actual momento político argentino se configura en torno de oposiciones que vienen de lo profundo de nuestra historia. Lo cual no es óbice para volver a un necesario debate sobre sus características esenciales.
El impulso destituyente ha vuelto a cobrar fuerza en estos días. Y el papel de los medios masivos de comunicación sigue siendo central a la creación de ese clima. Es inevitable, por lo tanto, volver sobre el tema.
La ocultación de temas fundamentales de nuestra historia, explica mucho de nuestra incapacidad para articularnos como sociedad capaz de mirar hacia delante. Entre esos temas está el de las Fuerzas Armadas.
Elisa Carrió, arquetipo de una intolerancia argentina.
La exageración, la inflación de la indignación moral de parte de muchos inmorales o la retórica descoyuntada que define al actual gobierno como “fascista”, son expresión de la decadencia política de la Argentina.
La aprobación de la ley de medios abre la expectativa de un cambio esencial en la interpretación de la realidad: la creación de un instrumento que sea apto para decodificarla.