Episodios muy fuertes se han producido por estos días en Europa. Las elecciones italianas y la proclamación del primer Papa latinoamericano son asuntos para tener muy en cuenta.
Quizá debamos desdecirnos de nuestro pronóstico negativo respecto del segundo gobierno Obama. Algo se mueve en su política exterior, que podría estar anticipando cambios importantes.
Estos son días sombríos, en los que se multiplica la ofensiva imperialista contra el mundo que no forma parte del norte desarrollado. Los sucesos en Mali y en Argelia parecen estar dando otra sangrienta vuelta de tuerca al proyecto hegemónico.
El frente internacional. Las políticas de la OTAN y el choque de las civilizaciones. Venezuela frente a una hora de destino. El proceso de paz en Colombia.
Los ataques de Israel en Gaza están motivados por razones que tienen que ver más con los tejemanejes de su política internacional que con razones de autodefensa. Mientras tanto, los palestinos siguen siendo el punching ball de esta dialéctica.
El petróleo sigue siendo un insumo estratégico esencial. En torno a él se han promovido, a lo largo del siglo XX y de la primera década de este siglo, conflictos de enorme intensidad y alcance. Y todo indica que las cosas continuarán así.
Tiempo confuso el nuestro, donde los extremos se funden. Dilucidar sus contradicciones es obligatorio para empezar a salir del círculo vicioso a que nos condena la etapa actual del sistema capitalista.