La policía nacional carga contra independentistas.
El problema catalán se agrava, alimentado por la brutalidad de unos y la mala fe de otros. Pero algunos de sus rasgos se reproducen, con variantes, en otras partes del mundo.
Aunque la tensión haya remitido un poco, Corea del Norte sigue siendo un tema candente. No ayuda a enfriarlo el temperamento de Donald Trump y el de la corte con la que se ha rodeado.
El doble rasero con que se mide al mal en la sociedad moderna obliga a insistir en las características generales de la oclusión de salidas que la aflige, encierro del cual el fenómeno del “kamikaze” es una expresión extrema.
La globalización a punta de pistola está en crisis. Esto es beneficioso, pero también acarrea el peligro de una reacción convulsiva que juegue el todo por el todo para reponerla. Esperemos que la razón prevalezca sobre la locura.
El análisis parcial y sesgado de la realidad es un elemento esencial para mantener desinformada a la opinión pública y para confundirla respecto del sentido general que llevan las cosas.
Uno de los factores desencadenantes de Armagedón es el miedo. El temor a que el enemigo obtenga una ventaja irreversible suele provocar acciones preventivas que derivan en choques que podrían evitarse o posponerse.