El frenesí del imperialismo y la creciente polarización entre quienes tienen mucho y quienes tienen poco o nada está llevando al mundo a un período connotado por una anarquía que rememora la de las “épocas oscuras”…
A nueve años del 11/S el mundo es un lugar cada vez más peligroso, donde las tensiones parecen fijarse en contradicciones insanables. Sólo en América latina reverdece, un poco, la esperanza.
Nunca como hoy la posibilidad de informarse ha estado más al alcance de todos. Pero hace falta sacudirse el inmovilismo mental que ata al consumidor común a los monopolios mediáticos.
Como una rueda de fuego que gira sobre sí misma, la modernidad plantea problemas que no se resuelven con proclamaciones tajantes ni buscando chivos expiatorios a los que atribuir todas las culpas.
El título de la gran novela de Jack London cobra cada vez más actualidad en un presente signado por la negación norteamericana a admitir un límite a su fuerza y seguir avanzando en procura del control global…
Cada época tiene la dirigencia que se merece. A nivel mundial, los tiempos actuales no brillan por la calidad de quienes se encargan de dirigirlos. Su reemplazo será el umbral de un mundo nuevo.
La agresión israelí a la flotilla que acudía en auxilio de los palestinos sitiados en Gaza ha despertado una justa indignación en el mundo entero. Pero el autor del acto, el gobierno de Tel Aviv, estuvo, como siempre, bien acompañado.