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09
SEP
2013
Poder para la Paz.
Poder para la Paz.
Depende del voto del Congreso que mañana EE.UU. lance o no su ofensiva contra Siria. Pero, cualquiera sea el resultado, los dados están echados y más tarde o más temprano el sheriff global apretará el gatillo.

El medio oriente se bambolea al borde del abismo. Parece que ni las palabras del Papa, ni la repulsa de la opinión pública, ni el voto de rechazo de la Cámara de los Comunes en Gran Bretaña, ni la renuencia de la canciller alemana Merkel a seguir a Estados Unidos en esta ocasión, van a disuadir al presidente Barack Obama y al grupo que detenta el poder en Washington, de comenzar las hostilidades contra Siria. El voto del Congreso, de ser negativo, podría demorar el acto, pero difícilmente evitaría que el puño de hierro que se levanta sobre ese desdichado país se desplome sobre él, añadiendo más horror al horror que se enseñorea de esas tierras de dos años a esta parte.

La concentración de medios aeronavales en el Mediterráneo alcanza un pico inigualado en los últimos años. El doble de los aviones y destructores que se concentraron frente a Libia cuando fue atacada por la coalición occidental, se reúne hoy frente a las costas de Siria y el Líbano, mientras que en el golfo Pérsico y el Mar Rojo se despliegan las unidades de la Quinta Flota, con sus grupos de tareas compuestos por portaaviones, submarinos y escoltas.

Obama hizo oídos sordos a las duras críticas de Vladimir Putin y se abroqueló en una actitud hosca y desdeñosa en la conferencia del G 20 en San Petersburgo, donde la cuestión siria se erigió en el tema central, relegando los temas económicos para cuyo tratamiento la conferencia estaba convocada, a un segundo plano sin importancia.

Mientras el Premio Nobel de la Paz intenta convencer a la opinión norteamericana de la necesidad de intervenir en Siria con fines “humanitarios”, para defender a su pueblo de la bestialidad del dictador sirio y de su recurso a las armas químicas(1) , los socios árabes de Washington se esfuerzan en demostrar que una intervención de ese tipo no constituye una violación del derecho internacional. La cumbre de ministros del exterior de esos países se pronunció en ese sentido y ese postulado equivalió a un voto de confianza para el presidente norteamericano. Pese a que la península arábiga es un barril de pólvora a punto de explotar, los reyes y jeques que nadan en petróleo están determinados a ayudar a Obama y a sus socios a poner en práctica la gran estrategia que apunta a destruir por completo la precaria estabilidad que existe en la zona y a apuntalar de ese modo el control de los gasoductos y oleoductos que cruzan la región.(2) Creen que así conservarán sus dineros y se mantendrán en vida.

Es necesario advertir que ni la orientación de la estrategia occidental ni sus actores son novedosos. Por duro que resulte -pues se presta a reforzar el argumento de que la historia transcurre en vano y de que todo se repite-, hay que admitir que el proceso de desorden en que está sumido el medio oriente es en gran medida la prosecución del proyecto colonial británico para la zona y que luego se transmitió a la política exterior norteamericana. Israel comulga con sus presupuestos e incluso elaboró –en la década de 1980- un plan, el denominado plan Yinon(3), que propugnaba “romper territorialmente a Egipto en diversas regiones geográficas” como objetivo de la política judía. La fractura de Egipto conllevaría la caída de toda la estantería del mundo árabe y el ingreso definitivo de la región a un caos sin salida, en el cual sus habitantes se cocerían en su propio jugo, mientras el Imperio haría su negocio y proseguiría con la globalización militarista y asimétrica que apunta a instalar un gobierno mundial cortado a la medida de los grandes monopolios.

El gobierno norteamericano quiere un apoyo internacional amplio para su ofensiva. Le está costando conseguirlo, en esta ocasión, pero no hay barreras serias que se opongan a que por fin consiga montar una ficción legal para avanzar con la campaña. François Hollande se alinea al lado de Obama en posición de firmes; Cameron, a pesar de que afirma respetar el mandato parlamentario de no participar en la acción, ha despachado tres cazas Typhoon a Chipre, y Turquía ha concentrado efectivos y ha emplazado baterías antimisiles de USA en su frontera para establecer en cualquier momento que le plazca a la OTAN, una “no-fly zone” sobre Siria. Según los reglamentos de la alianza atlántica, todo estado miembro que decida ir a la guerra debe ser apoyado por la organización, cualquiera sea la opinión que respecto a ese acto exista en el ámbito de la política doméstica. Turquía es el país de mayor gravitación militar en ese escenario (con excepción del estado de Israel), y su primer ministro Recep Tayip Erdogan comulga con el proyecto del nuevo medio oriente acuñado por Washington, porque gracias a este Turquía podría volver a perfilarse como el factor dominante en un mundo árabe entregado a sus rencillas intestinas. En Turquía gobierna la Hermandad Musulmana, y esta es (como se lo acaba de ver en Egipto) una herramienta maestra del proyecto de dominación norteamericano. Integrismo religioso y neoliberalismo económico, ¡qué combinación perfecta para mantener a la región de rodillas!

La alarma que ha creado la situación entre los líderes responsables se pone de manifiesto en el documento que el Papa dirigió a Vladimir Putin, en su calidad de presidente del G20, instando a las grandes potencias a no ir a la guerra y señalando que la violencia no resuelve nada. Esta condena moral es importante, pero seguramente sirve más para subrayar lo grave de la hora que para frenar la avalancha, si Obama y los suyos deciden desencadenarla. De acuerdo a expertos militares egipcios, el teatro de operaciones parece estar preparado para algo más que para una operación limitada. Los destructores y submarinos están posicionados para golpear bien al interior de Siria, tales como comandos y centros de control, instalaciones militares, aeropuertos, baterías antiaéreas y sedes del partido Baas. Las fuerzas sirias están en absoluta desventaja, por supuesto: están debilitadas por dos años de guerra civil y no disponen de la parafernalia tecnológica de la que disponen sus agresores. Además están obligadas a cubrir tres frentes, el frente naval, el frente turco sostenido por las bases aéreas de Incirlik y Dayarbakir, y protegido por la cohetería norteamericana de misiles Patriot; y el Golan, donde Israel también ha desplegado baterías de misiles antimisiles y acumulado tropas. A esto hay que sumarle el frente interno, que es infiltrado con persistencia desde la frontera jordana, amén de serlo desde la turca. .

Si el gobierno sirio queda abandonado a sus solas fuerzas en la eventualidad de un ataque, es de suponer que no durará mucho. Pero lo que hace de veras peligrosa la situación que en este caso es casi imposible mantener el conflicto localizado. Ni el gobierno sirio se sentará a recibir pasivamente las bofetadas ni Rusia podrá quedarse al margen en un problema que amenaza desestabilizar definitivamente su flanco meridional. Hay reportes de origen británico –publicados por el diario The Independent- según los cuales las dificultades comerciales que trababan el envío de los ultramodernos misiles rusos S-300 se han resuelto de manera mágica por estos días y que este armamento pronto estará en manos de los sirios, si es que no ha llegado ya.

Pero el país más afectado y que con seguridad reaccionará de alguna manera va a ser Irán, que no va a aceptar que destruyan a su vecino y aliado sin tomar medidas. No está claro si está resuelto a participar activamente salvo en el caso de que Israel se involucre en el conflicto. Y aquí Hizbollah, de confesión shiíta y obediencia iraní, podría entrar a jugar un papel importante como detonante de un choque con Israel.

Estamos frente a un nuevo escenario de pesadilla. Después de Afganistán, Irak; después de Irak, Libia; después de Libia, Siria; después de Siria… Irán, según todas las posibilidades. Las protestas morales y el pacifismo no van a frenar este proceso. Hasta que el Imperio no choque con una oposición férrea, que le haga sentir en los propios huesos el rigor de la derrota, va a insistir en lo que está haciendo. Porque este es el rasgo del capitalismo senil, precisamente porque es senil: es incapaz de reformularse espontáneamente. La misión imposible del capitalismo financiero predominante es concentrar cada vez más la tasa de beneficio a expensas de la inmensa mayoría de la población mundial. El imperialismo del capitalismo realmente existente, hoy, es una lápida que pesa sobre las capacidades de desarrollo que tiene la humanidad, o que solo le permite crecer de una manera torturada y deforme. Hay que reventar esa costra si la humanidad quiere seguir viviendo. La cuestión es cómo y quién lo hace. Estamos “entre un mundo que muere y otro que se resiste a nacer”, dijo Antonio Gramsci. Sólo queda ayudar a que ese difícil parto se produzca.

Notas

1 - No importa que el gobierno sirio en este momento esté ganando la guerra contra los mercenarios y los fundamentalistas infiltrados a través de la frontera, y que en consecuencia cruzar la “línea roja” proclamada por Obama para el caso de que se usaran armas químicas, supone un disparate. La carne podrida de la propaganda se vende a tal escala, sin embargo, que muchos no advierten que ese límite fue puesto con la intención de generar un incidente por el cual se pudiera culpar a Bashar al Assad de haberlo traspasado.

2 - Para clarificarse respecto a este punto, recomendamos el artículo de Federico Bernal, “Siria, imperialismo y el tiempo de la guerra de los gasoductos”, publicado en Tiempo Argentino, Infonews, Economía, este domingo.

3 - Oded Yinon, sionista militante, antiguo asesor de política exterior del gobierno israelí, periodista, autor de un famoso trabajo que proponía disolver a los estados árabes en pequeñas unidades sectarias. El ensayo sistematizó en un corpus ideológico lo que los británicos siempre habían practicado con gran eficacia, pero con mayor discreción. Pero no fue hasta que los norteamericanos arrasaron a Irak que ese programa comenzó a ponerse en acción a gran escala.

(Fuentes: Al Ahram Weekly, Global Research en español, Reconquista Popular)

 

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